JOHN CAGE, trabajando en las fronteras de la música y el arte moderno
John Cage fue uno de los promotores del espíritu de vanguardia en América de Norte. Su influencia trascendió las fronteras de Estados Unidos. La huella de Cage se propagó y estimuló en el arte occidental la exploración de nuevas formas de sensibilidad. Influenciado por Varese, Ives, y el budismo zen, Cage derrumbó los límites habituales de la experiencia musical. La música suele relacionarse con la audición de la llamada música clásica culta o la diversidad de los estilos musicales. Pero la música es esencialmente combinación de sonidos. Pero la primacía de la forma compositiva trasciende la matriz sonora, material y vibratoria que bulle como primer elemento de toda composición musical. Cage, como el zen y el arte de los sonidos del futurista Luigi Rusuolo, valoró la trascendencia esencial de cada sonido singular. La música no se restringe a los sonidos irradiados por la variedad de los instrumentos musicales. Cada sonido que espontáneamente nace en las corrientes vibratorias de la naturaleza o en la vida urbana es parte de una música generalmente no percibida. Para transmitir ese estado de percepción, Cage apeló a nuevas formas de composición nutridas por el azar y la espontaneidad, o la inclusión de la presencia del silencio.

   En el texto olvidado que sigue a continuación, se destacan los principales aspectos de la agitación vanguardista de Cage cuyo efecto siempre osciló entre una paralizante perplejidad, el asombro entusiasmado y algo acrítico o la repulsa de mentalidades ásperamente conservadoras. El impacto que Cage deseaba provocar no se vinculada con ninguna de esas reacciones, sino con una genuina transformación o apertura de la sensibilidad hacia la misteriosa y siempre creadora música que brota de los labios de cada pequeño sitio del mundo.
Esteban Lerardo
     

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